Conferencia sobre la infanta Paz

La Torre de Don Borja dedicó uno de sus encuentros a conocer en profundidad la figura de la infanta Paz de Borbón, que fue propietaria del edificio histórico de Santillana del Mar en la primera mitad del siglo XX. La charla corrió cargo de Amaya Alzaga, historiadora del arte, doctora y profesora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
El vínculo de la infanta Paz con Santillana del Mar se remonta a 1923, año en el que Juan Antonio Güell y López, conde de Güell y marqués de Comillas, compra la Torre de Don Borja para donársela a la infanta, con el deseo de que pase temporadas de descanso en esta localidad. Por este motivo, el histórico edificio, catalogado como Bien de Interés Cultural, es conocido también popularmente con el nombre de Torre de la Infanta.
La charla corrió a cargo Amaya Alzaga, licenciada en Historia del Arte en la Universidad Complutense. Alzaga es Profesora Contratada Doctor en el departamento de Historia del Arte de la UNED y ha realizado diversas estancias de investigación en centros extranjeros como el Wildestein Institute de París, el Zentralinstitut für Kunstgeschichte de Munich y la Hispanic Society of America de Nueva York. Sus principales líneas de investigación se centran en la pintura española del siglo XIX, la fortuna pictórica, literaria y crítica de la pintura barroca y el Coleccionismo artístico en el siglo XIX, especialmente en Estados Unidos, temas sobre los que ha publicado diversos artículos en revistas especializadas e impartido conferencias. Ha sido asimismo miembro de cinco proyectos I+D y es Editora de Cartas Hispánicas, revista dedicada a la publicación de epistolarios de artistas y literatos del siglo XIX, adscrita al Museo Lázaro Galdiano de Madrid.
Sensibilidad y compromiso
La infanta Paz fue hija de la reina Isabel II y de Francisco de Asís, su consorte, y hermana de Alfonso XII. Es una figura conocida por su sensibilidad cultural, su apoyo a los menos favorecidos y su entusiasta defensa del pacifismo. Se casó en 1883 con Luis Fernando de Baviera, médico y filántropo con el que vivió en Alemania y con el que tuvo tres hijos. Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, la infanta y su marido perdieron en Baviera su condición de Príncipes. Aunque los nuevos gobernantes les garantizaron su seguridad y hasta se les permitió seguir viviendo en el palacio de Nymphenburg, las turbulencias políticas de la década siguiente colocaron a la pareja en una posición muy delicada ante el III Reich, como consecuencia de las posiciones pacifistas que Paz siempre había defendido.
La infanta Paz tuvo gran afición a la pintura y escribió varios libros y artículos. Estableció relaciones culturales entre España y Baviera. Creó el Colegio Pedagogium, por lo que recibió, en 1914, la Gran Cruz de la Orden de Alfonso XII en favor del arte y de la ciencia. Junto a su hija Pilar formó parte de asociaciones protectoras de la infancia y de la paz entre las naciones. Asistió a congresos mundiales por la paz y la justicia organizados por la Internacional Democrática de Congresos Pacifistas. Su labor fue temporalmente paralizada por el inicio del régimen nazi que suprimió las asociaciones pacifistas en Alemania.
Desde su llegada a Múnich ayudó a artistas y a músicos españoles que mantuvieron relaciones con Alemania. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó como enfermera en colaboración con la Cruz Roja. España había permanecido neutral, fuera de la contienda, pero la infanta mantuvo relaciones con el rey Alfonso XIII para que, de manera legal, la ayudase a localizar a los desaparecidos o heridos que se pudieran encontrar en hospitales de los enemigos de Alemania. Asimismo, al final de la Guerra Civil española, a partir de 1939, ayudó cuanto pudo a los emigrados españoles partidarios de la República.
Durante toda su vida viajó numerosas veces a España y a París, donde residía su madre. El antiguo secretario de Isabel II, Miguel Tenorio, vivió al lado de la infanta Paz, quien en cierta ocasión declaró que era su padre biológico. Había llegado a Múnich hacia 1890 y allí murió el 11 de diciembre de 1916; dejó sus escasos bienes a doña Paz.
La infanta Paz, desde su llegada a Múnich, escribió varios artículos y algunos poemas que fueron publicados en el periódico ABC de Madrid desde el año 1883 y en 1902 se editaron en Friburgo con el nombre de Treinta y cuatro Composiciones. En 1902, tras un viaje a Roma, escribió el libro Mi peregrinación a Roma, editado en Alemania y más tarde, en 1922, lo tituló Roma eterna y fue reeditado en Madrid y en Múnich. Durante varios años la infanta Paz escribió un Diario que publicó en Madrid en 1909 con el nombre De mi vida. Impresiones. En 1902 editó en Múnich una biografía titulada Emanuela Teresa, de la Orden de Santa Clara, hija del elector Emanuel de Baviera. Junto a su hijo escribió Cuatro revoluciones e intermedios. Setenta años de mi vida. Memorias de la Infanta Paz. Comentarios del Príncipe Alberto, que fue editado en Madrid por la editorial Espasa Calpe en 1935. Por su afición al dibujo y a la pintura, doña Paz reunió un álbum con sus obras que tituló Álbum de dibujos de artistas españoles, depositado en la Biblioteca Nacional de España.
Falleció en Múnich, a causa de una caída en una escalera, el 3 de diciembre del año 1946. Fue enterrada en la ciudad natal de su esposo, donde había vivido casi toda su vida.
Para acudir al encuentro, que tendrá lugar el 16 de noviembre a las 12:00 horas, es necesaria invitación, debido a las limitaciones del aforo. Las personas interesadas en asistir pueden llamar al 699265469 o escribir a contacto@torrededonborja.es.