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Jordi Galí Camprubí (Barcelona, 1944), artista y uno de los referentes del diseño de mobiliario e interiores en Cataluña en la segunda mitad del siglo XX, fue el protagonista del encuentro que tuvo lugar en la Torre de Don Borja. El creador catalán habló de su experiencia profesional en el campo del diseño, así como de su dilatada trayectoria artística y vital. El encuentro se enmarcó dentro de las actividades paralelas organizadas alrededor de la exposición ‘De la madera al poliéster, el viaje moderno’, que reúnió piezas de mobiliario (algunas diseñadas por el propio Jordi Galí a comienzos de los años sesenta) y obras de arte que reflejan el viaje hacia la modernidad en España a mediados del siglo pasado.

 

 

«Solo tienen interés son las preguntas», fue una de las reflexiones de Jordi Galí, que habló sobre cómo fue su trayectoria como artista y diseñador y de la aventura hacia la modernidad en la Barcelona de los años sesenta y setenta, una Barcelona que, en aquellos años, según Galí, era gris: «bastaba hacer alguna cosa para destacar», dijo quitándose importancia. El diseñador habló de sus inicios como artista y, también, de los muebles que se han expuesto en la Torre de Don Borja, realizados con fibra de vidrio y en llamativos colores, y que nacieron de unos viajes a Milán.

 

 

El diseñador catalán se considera afortunado por haber nacido en una familia de diseñadores y artistas: «Es una injusticia que no todo el mundo pueda vivir algo así, no todo el mundo tiene esa suerte, no es mérito mío». Galí habló también de su relación con Salvador Dalí, de su amistad con escritores como Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral o José Agustín Goytisolo, y de ‘Primera muerte’, la primera pieza de videoarte que se realizó en España y de la que fue coautor. Su trabajo como interiorista durante 40 años y su regreso a la pintura han sido otros de los temas que ha abordado. Galí insistió también en que la música es el verdadero centro de su vida y en que pintar le ha enseñado a escuchar la música mejor.